Sin comprender a Venezuela

Por Gustavo R. Coronel

Contrario a lo que muchos estadounidenses escuchan constantemente a través de la prensa, los venezolanos tienen una mala opinión de su presidente, Hugo Chávez, y una opinión positiva de los estadounidenses y de EE.UU.

Como un venezolano mayor de edad que actualmente vive en EE.UU. mientras que me mantengo al tanto de los asuntos venezolanos (también soy un ex-miembro del congreso venezolano), yo he llegado a aceptar que Venezuela amerita, generalmente, muy poca atención por parte de la sociedad estadounidense, excepto en tres o cuatro áreas: los jugadores de baseball, las mujeres hermosas, el petróleo y los folclores de Hugo Chávez.

El discurso de Hugo Chávez ante la ONU en septiembre de 2006 en el cual el llamó al presidente Bush el “diablo” y habló agresivamente en contra de EE.UU., ayudó a colocar a Chávez y a Venezuela, aún si de manera negativa, en la cabeza de los estadounidenses.

Debido a su discurso, millones de ciudadanos estadounidenses se sintieron lo suficientemente curiosos para investigar un poco acerca de Chávez y aprendieron, por ejemplo, que Citgo, la cadena de estaciones de gasolinas, es realmente la principal empresa petrolera del gobierno venezolano y que está siendo utilizada por Chávez para infiltrarse en la política doméstica de EE.UU. Los estadounidenses también aprendieron que Chávez amaba a Saddam Hussein y ahora llama al Presidente iraní Ahmadinejad y al dictador de Zimbabwe Robert Mugabe “hermanos”. Sin embargo, pocos todavía saben que sus compañeros incluyen:

  • Al actor Danny Glover, quien reibió $18 millones de Chávez para hacer una película. Es conocido que Glover compara a Chávez con el Dr. Martin Luther King Jr., quien dirige a nombre de Chávez la distribución de gasolina venezolana “barata” en el noreste;
  • A Jesse Jackson, quien fue condecorado por Chávez en Venezuela;
  • A Ramsey Clark, un activista anti-guerra de la era de Vietnam y uno de los abogados que defendió a Saddam Hussein;
  • A Don King, el promotor de box;
  • A Cindy Sheehan, la activita anti-guerra; y
  • Y al congresista de Massachussets William Delahunt

La intensa maquinaria de propaganda instalada por Chávez en EE.UU. (que le cuesta a la embajada venezolana más de un millón de dólares al año) está tratando de vender a la opinión pública estadounidense la idea de que Hugo Chávez es universalmente amado por los venezolanos mientras que EE.UU. es amargamente odiado.

De hecho, ninguna de estas dos aseveraciones es correcta, juzgando por todas las encuestas confiables, tanto en Venezuela como fuera del país. En Venezuela la empresa más profesional y respetada, Hinterlaces, produjo una encuesta para el mes de junio, con una confiabilidad de 95%. Algunos de los resultados son interesantes:

  • Hugo Chávez es rechazado por 43% de aquellos entrevistados y respaldado por 39%;
  • Los ataques en contra de EE.UU. por parte de Chávez son rechazados por 75% de los participantes y respaldados por un 14%;
  • Darle dinero a otros países, como Chávez lo está haciendo con la bonanza petrolera, recibió el respaldo de solo 9% de aquellos encuestados, mientras que 87% rechazaron eso;
  • La presunción de Chávez de reeligirse así mismo indefinidamente al modificar la constitución existente es rechazada por un 63% de aquellos encuestados y respaldado solamente por un 19%;
  • 81% de los venezolanos generalmente les gustaría ver un liderazgo político nuevo en el país.

De acuerdo a la encuesta de Hinterlaces, el estilo político de Hugo Chávez está comenzando a caerle mal a los venezolanos, debido a que cada vez más está siendo percibido como un dictador.

Una encuesta realizada por una empresa chilena respetable, Latinobarometro, en enero de 2007, indicó que los venezolanos claramente prefieren a la democracia antes que a cualquier otro sistema político. Esta encuesta también reveló que Hugo Chávez tenía un rating a aprobación muy bajo en Latinoamérica, solamente mejor que el de Fidel Castro y que el de Alan García de Perú. El líder latinoamericano con el ranking más alto fue Lula da Silva de Brasil, seguido por Michelle Bachelet de Chile, Álvaro Uribe de Colombia y Néstor Kirchner de Argentina, mientras que Hugo Chávez, Alan García y Fidel Castro están al final del ranking.

Una encuesta de Pew Global Attitudes, emitida en junio de 2007, analizó la percepción de EE.UU. en 47 países, incluyendo a Venezuela. Mientras que es verdad que la imagen de EE.UU. en Latinoamérica se ha deteriorado, la gran mayoría de entrevistados en países tales como México, Perú y si, Venezuela, expresaron una opinión positiva de su vecino del norte. De hecho, podría sorprender a muchos estadounidenses que más venezolanos (56%) perciben de manera favorablemente a EE.UU. que los ingleses (52%), los suecos (46%), y los franceses (39%). Mientras que 71% de los venezolanos disfrutaban de la música y las películas estadounidenses, solamente un 63% de los ingleses compartían este entusiasmo. Al mismo tiempo, 76% de los venezolanos dijeron admirar la ciencia y educación estadounidense, mientras que 74% de los ingleses profesaron lo mismo. La percepción venezolana de EE.UU. era mucho más favorable que la de gran parte de los países europeos. La imagen que los venezolanos se han formado de Hugo Chávez y EE.UU., de acuerdo a estas encuestas, no es la imagen que la maquinaria de propaganda de Hugo Chávez está tratando de vender a la opinión pública estadounidense.

El sentimiento positivo que los venezolanos tienen hacia EE.UU. parece deberse a la cultura, no a la política. No desde los tiempos en que el presidente venezolano Rómulo Betancourt y el Presidente Kenney, un equipo que hizo posible el fin de las dictaduras en el hemisferio occidental y el triunfo de la Alianza para el Progreso, han habido relaciones cálidas entre el liderazgo político de ambos países. EE.UU. debería considerar tomar una iniciativa para trabajar con los venezolanos, a través de organizaciones de la sociedad civil, para promover la conversión de más venezolanos hacia ciudadanos productivos. La población venezolana es altamente dependiente de un estado paternalista, autoritario y no puede prosperar sin una masa crítica de ciudadanos emprendedores. Tal iniciativa podría crear una nueva voluntad buena para EE.UU. en mi país.