Recordando a Giancarlo Ibárgüen (1963-2016)

Por Ian Vásquez

Giancarlo Ibárgüen, el ex rector de la Universidad Francisco Marroquín (UFM) en Guatemala, falleció hoy.

Giancarlo fue amigo y maestro de muchos de nosotros en el movimiento liberal, especialmente en América Latina. Su influencia en la universidad, el centro del pensamiento liberal de la región, fue enorme. Él fue un impulsor de técnicas innovadoras y clásicas para promover ideas y aprender. Como señala el profesor argentino, Martín Krause, fue un entusiasta partidario del programa “New Media” de la universidad y del método socrático como forma de enseñanza. Como su fundador, fue el promotor del “Antigua Forum”, una manera novedosa de reunir a pensadores destacados, empresarios y otros para resolver problemas del mundo real. Giancarlo jugó un papel importante en posicionar a la UFM entre las universidades más modernas de la región, algo que sus miles de alumnos y numerosos profesores visitantes de las Américas pueden atestiguar. Me siento orgulloso de que, bajo el estímulo de Giancarlo, comenzamos con la primera de nuestras Universidades ElCato para latinoamericanos en la UFM hace siete años.

Además, de afianzar el liberalismo clásico a través de la UFM, Giancarlo fue miembro del consejo directivo de Liberty Fund, presidente y vicepresidente de la Association of Private Enterprise Education y secretario de la Mont Pelerin Society. Su interés en hacer el mundo de las ideas relevante para mejorar el bienestar de las personas, lo llevó a avocarse por la importancia de los principios liberales y de la reforma de políticas públicas. Respecto a esto último, Giancarlo fue un arquitecto, junto con Tom Hazlett, de la privatización exitosa de las telecomunicaciones en Guatemala, que colocó al país a la vanguardia en esta área.

Quienes conocíamos a Gianca, como sus amigos lo llamaban, lo recordaremos por su compromiso con los “principios éticos, jurídicos y económicos de una sociedad de personas libres y responsables”, que es también la misión de la UFM. Al igual que su mentor Muso Ayau, el fundador de la universidad, Gianca encarnó el espíritu del liberalismo. Fue tolerante, curioso, modesto sobre su conocimiento y logros, cortés, de mente abierta y lleno de confianza en el potencial humano. Instó a los estudiantes a cuestionar todo, incluso a ellos mismos. Cuando Muso Ayau falleció, me contó que una de las cosas que más lo impresionaba acerca de Muso era que había tenido “un fuerte sentido del bien y del mal”. Lo mismo puede decirse de Giancarlo.

Giancarlo murió de una enfermedad debilitante contra la cual luchó por varios años. Para aquellos quienes nos comunicábamos con él mayormente a la distancia, nunca hubo un indicio de que algo andaba mal, a pesar de que su condición era conocida y nosotros, por supuesto, lo sabíamos. Se mantuvo extremadamente activo, respondiendo rápido los correos, enviando notas y sugerencias personales, recomendando lecturas en Twitter, etc. Fue una constante fuente de optimismo e inspiración. Hacia el final, fue un modelo de dignidad.