EE.UU.: Nacionalización de la banca

Alberto Benegas Lynch (h) dice que la nacionalización de la banca en EE.UU. removería la disciplina de mercado del sistema financiero y lo politizaría aún más.

Por Alberto Benegas Lynch (h)

En Estados Unidos las cosas se están poniendo de mal en peor. Lo que he denominado hace tres años “la latinoamericanización de Estados Unidos” se está haciendo realidad a pasos cada vez más agigantados. Se acaba de decretar el “buy american” que hasta hace poco pensábamos estaba bien para políticos recalcitrantemente estatistas como Aldo Ferrer en la Argentina con su “vivir con lo nuestro”, ahora está por establecerse la nacionalización parcial de la banca (léase “estatización”), solo falta el default de la deuda para convertir al otrora baluarte del mundo libre en un país caníbal.

Y lo tremendo de todo esto es que las antedichas medidas y proyectos en carpeta se hacen en nombre de la libertad y de “los valores de los Padres Fundadores” quienes serían los primeros en renegar del abultado gasto estatal, la astronómica deuda, el colosal déficit fiscal, las asfixiantes regulaciones, manipulaciones en la tasa de interés que artificialmente hacen aparecer negocios antieconómicos como si fueran rentables y los “salvatajes” a favor de quienes concentran más poder de lobby en detrimento de los que menos tienen que se ven en la obligación de financiar los platos rotos a través de gravámenes, de inflación o de ambas cosas a la vez.

En lugar de eliminar el conjunto de regulaciones absurdas y el sistema de reserva fraccional manejado por la banca central que pone en jaque a todo el sistema frente a modificaciones en la demanda de dinero, el gobierno estadounidense está considerando la estatización de algunos bancos, los que ya tenían “garantía de depósitos”, recibían préstamos de la Reserva Federal y en los que la Tesorería había invertido recursos de los contribuyentes para adquirir acciones preferidas.

La politización parcial del negocio bancario y financiero significa que el aparato estatal no solo detrae del necesario rigor disciplinario del mercado a ciertas instituciones que deben quebrar o liquidar activos y sanearse, sino que el gobierno asume el rol de banquero lo cual inexorablemente contradice la asignación eficiente de los siempre escasos factores productivos que, a su turno, indefectiblemente se traduce en menores salarios e ingresos en términos reales debido al consiguiente consumo de capital.

Para bien del mundo libre, es de esperar que se reaccione a tiempo en esta y en otras materias, puesto que el estatismo galopante que está en marcha en Estados Unidos afectará gravemente al resto del globo.