Ecuador: Carmen, Teresa y Zulay
Por Gabriela Calderón de Burgos
Otavalo, Ecuador—Vine a Otavalo por trabajo y aproveché mi visita para conocer las instalaciones de la empresa Pinto S.A. Quería saber de las personas detrás del producto.
La empresa Pinto hoy emplea a 726 ecuatorianos.1 El escándalo surgió por dos razones: (1) El gerente general, Mauricio Pinto, despidió a 111 de los 378 trabajadores intermediados y contratados por hora que tenía,2 como medida preventiva al mandato laboral que se estaba preparando en Montecristi (este ilegalizada la intermediación laboral y la contratación por horas). No fue el único. (2) Pinto además anunció que iba a comenzar a producir en Perú. De hecho ya desde el 2003 varias empresas lo han hecho,3 y hace un mes 76 empresarios en representación de 61 negocios ecuatorianos visitaron Lima con intenciones de hacer lo mismo.4
Pero, según los trabajadores, ni los principales diarios y canales del país ni alguien del gobierno, alguna vez este año visitó las instalaciones principales de la empresa. Aparentemente, a nadie le importó entrevistarse con los trabajadores que siguen en la empresa o siquiera con uno de los 267 trabajadores intermediados o contratados por hora que siguen trabajando en la misma porque luego del mandato fueron ingresados al rol de pagos.5
Si hubiesen visitado la fábrica sabrían que lo que más aprecian los trabajadores es el seguro médico. La empresa Pinto asegura no solo a través del IESS sino también a través de una empresa privada a un total de 2.145 ecuatorianos (están cubiertos el/la cónyuge e hijos de cada empleado).6 Este seguro les cubre emergencias de hasta $7.000.7
Pero las protagonistas de esta historia son tres mujeres admirables. Carmen Zura, Teresa Paredes y Zuyla Romero.8
Teresa, quien tiene 38 años trabajando en Pinto, es una madre soltera que gracias a su determinación y trabajo ha logrado comprarse su propia casita y financiarle a su hija estudios en la Universidad Técnica del Norte (Ibarra). Ella está orgullosa de haberle podido dar a su hija más oportunidades de las que ella tuvo. Teresa solo estudió hasta sexto grado. Ella supervisa los 14 módulos de producción en ese taller, y está orgullosa de que ya no solo producen panties sino “moda”, y que su producto es tan bueno que lo exportan a Europa.
Zulay es una quiteña que en 1966 se trasladó a Otavalo para desempeñarse desde ese entonces en funciones secretariales para Pinto. Ella es una mujer independiente que ha logrado realizarse como profesional y, en cuanto a su vida personal, dice que aprecia el haber podido tener casa propia con su trabajo. Cuando le pregunté si le molestaba que el Ing. Pinto esté iniciando producción en Perú, ella me contestó: “Está en su derecho, es el dinero y la empresa de él”. Luego me dijo que ella sintió “ira” cuando leyó y oyó todo lo que se decía de “su” empresa.
Finalmente, Carmen tiene 37 años trabajando en la fábrica. Ella vive frente al taller y hasta hace poco era la encargada de las llaves. Carmen y su esposo tienen tres hijos, a los cuales han podido proveerles una educación superior ya que ella solo pudo estudiar hasta sexto grado. Junto con la ayuda de su esposo, quien trabajaba en una iglesia local hasta antes de jubilarse, Carmen ha logrado tener casa propia.
Una empresa que brinda ese tipo de oportunidades de superación personal es un ejemplo a seguir, más no de una empresa “antipatria” y “explotadora”.
Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 16 de julio de 2008.
Referencias:
1. Luis Jaramillo, Gerente Administrativo Financiero.
2. Ibid., Jaramillo.
3. “Globalización andina”. Vistazo. 31 de octubre de 2006. Disponible en: http://www.vistazo.com/webpages/edicionanterior.php?ID=840&edicion=941&sID=6.
4. “Desembarco norteño”. Semana Económica. 1 de junio de 2008. Edición No. 1123. Disponible en: http://www.semanaeconomica.com/articulo/17297.
5. Ibid., Jaramillo.
6. Ibid., Jaramillo.
7. Ibid., Jaramillo.
8. Entrevistas en persona y luego vía telefónica con las tres personas indicadas.