El significado de las "reformas" de Raúl

Por Mary Anastasia O'Grady

¿Tiene un cubano que ahora está autorizado a comprar un teléfono celular e ir a un resort local un futuro más brillante que hace dos meses, cuando ese tipo de "privilegios" eran ilegales? Muchos observadores de Cuba parecen pensar eso. Están celebrando eso y los otros pocos cambios introducidos recientemente por el nuevo dictador, Raúl Castro.

El optimismo es equivocado, o al menos prematuro. Las "reformas de Raúl" no han sido introducidas como una manera de empezar ningún tipo de transición hacia una Cuba libre.

Sí, es posible que legalizar la adquisición de bienes electrónicos ayude a los disidentes democráticos. Pero el objetivo de Raúl es aplacar a una población ansiosa mientras el régimen intensifica su control sobre el poder económico. El régimen advirtió la semana pasada a los defensores de la democracia que no interpreten las reformas como una debilidad de su determinación de preservar el socialismo.

Raúl tampoco ha perdido la batuta. El mes pasado se cumplió el quinto aniversario de la "primavera negra" cubana, cuando el régimen desató una ola de represión contra el incipiente movimiento de libertad de expresión. La seguridad estatal irrumpió en las casas de poetas, periodistas y defensores de derechos humanos. Las 55 personas arrestadas el 18 de marzo de 2003 (y declaradas culpables de usar máquinas de escribir y faxes) siguen encerrados en calabozos infestados de roedores. Cuba tiene más de 300 prisioneros políticos.

Recientemente, Amnistía Internacional destacó la situación apremiante de Marcelo Cano Rodríguez, un médico y defensor de los derechos humanos. Amnistía dice que su crimen fue "visitar a prisioneros y sus familias como parte de su trabajo con la Comisión de Derechos Humanos de Cuba y mantener lazos con... Doctores sin Fronteras".

Sin embargo, Raúl debe lidiar con el hecho de que la disidencia se está expandiendo. Los jóvenes cubanos cuestionan y hasta se burlan del gobierno. El mes pasado, el tercer comandante en jerarquía de Cuba, Ricardo Alarcón, habló con los estudiantes de la Universidad de Ciencias de la Computación en La Habana. Sin duda, esperaba deferencia. En cambio, miembros de la audiencia fueron al micrófono y lo cuestionaron.

El estudiante Eliécer Ávila logró la mayor atención internacional con una pregunta que leyó de un cuaderno. Quería saber por qué a los trabajadores se les pagaba en una moneda local que carece totalmente de valor, mientras que las cosas que quieren comprar están en pesos "convertibles", que tienen el valor de dólares. ¿Por qué los hoteles y los resorts están fuera de los límites de la gente local? ¿Por qué los cubanos no pueden viajar a Bolivia para ver donde murió el Che Guevara?

Alarcón se quedó pasmado. En una respuesta incoherente de 30 minutos, defendió la prohibición de los hoteles diciendo que como hispano le habían impedido la entrada a hoteles de Nueva York. También le dio una extraña explicación sobre la prohibición de viajar: "Si todo el mundo, unos 6.000 millones de personas, pudieran viajar cuando quisieran, el atasco en los cielos sería enorme".

Ávila fue detenido después del incidente. Después, apareció en TV asegurando que los medios de comunicación mundiales habían manipulado sus opiniones. Pero el daño ya estaba hecho y el régimen entiende que los comentarios del estudiante son lo que muchos cubanos piensan pero no se atreven a decir. El Movimiento Cubano por la Democracia ha recogido 5.000 firmas a favor de una universidad autónoma. Las bandas de rock como "Porno Para Ricardo" se están multiplicando, desafiando los límites de lo políticamente correcto con una falta de respeto asombrosa, incluso hacia Fidel.

El acceso a Internet no es sencillo, pero la blogger Yoani Sánchez evadió a los censores por casi un año antes de que su sitio, Generación Y, fuera bloqueado el mes pasado. La madre y esposa de 32 años escribía crónicas sobre la vida diaria de la isla, incluyendo la represión política y las dificultades económicas.

Durante mucho tiempo, el régimen ha recurrido al miedo como la principal herramienta para mantener al proletariado bajo control. Era demasiado arriesgado compartir las ideas contrarias a la revolución cuando a los vecinos se les paga por reportar a cualquier persona que dude de Fidel. Pero ahora el barbudo líder se ha ido y una nueva generación de jóvenes irreverentes no tiene respeto por el desastre que él creó.

Los ancianos que dirigen Cuba no están seguros sobre cómo enfrentarse a tantos ciudadanos audaces. Algunos han especulado que permitirán cierto nivel de crítica. Pero en un ensayo publicado el 17 de marzo, José Azel, un socio de investigación del Cuba Transition Project en Miami, argumentó que el régimen puede estar planeando seguir el camino post-comunista de Rusia. En aquel caso, la gente común obtuvo limitadas ganancias económicas, pero los grandes premios fueron a parar a las manos de los jefes en el poder. El modelo difiere de China en que los inversionistas extranjeros no tendrían un rol crucial como propietarios. "La élite gerencial militar controla, según ciertos cálculos, más del 60% de la economía", anota Azel. "Como cuestión de supervivencia, no de ideología", es posible que Raúl introduzca posibles reformas económicas, pero al mismo tiempo transformará a "sus oficiales en hombres de negocios".

Azel indica que "en este desesperanzador escenario final, el comunismo cubano habrá llegado a un final, dejando a los generales y a sus herederos como los nuevos ricos libres de una cultura democrática". Esto no tiene por qué ser el destino de Cuba. Pero no es un objetivo improbable para Raúl y explicaría por qué el régimen siente que puede autorizar los teléfonos celulares y los resorts y aún así seguir dirigiendo el país.

Este artículo fue publicado originalmente en el Wall Street Journal (EE.UU.) el 22 de abril de 2008.

Este artículo ha sido reproducido con el permiso del Wall Street Journal © 2011
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