Dubai Ports World: ¿Una amenaza para la seguridad nacional?

El revuelo causado por la propuesta de consignar determinados puertos estadounidenses a Dubai Ports World (DPW), una compañía propiedad del gobierno de los Emiratos Árabes Unidos, deriva en varias cuestiones preocupantes. Ninguna de ellas tiene algo que ver con el hecho en si. Fue aprobado de acuerdo a la misma ley y procedimientos que se aplicaron en más de 1,500 casos anteriores en los que implicaciones de seguridad nacional fueron evaluadas.

Por Daniel J. Ikenson

El revuelo causado por la propuesta de consignar determinados puertos estadounidenses a Dubai Ports World (DPW), una compañía propiedad del gobierno de los Emiratos Árabes Unidos, deriva en varias cuestiones preocupantes. Ninguna de ellas tiene algo que ver con el hecho en si. Fue aprobado de acuerdo a la misma ley y procedimientos que se aplicaron en más de 1,500 casos anteriores en los que implicaciones de seguridad nacional fueron evaluadas.

Pero para estar más seguros, y para hacer puntos por la torpeza de no haber mantenido algunos congresistas claves al tanto, la administración de Bush ha instituido una revisión por el Comité de Inversión Extranjera en EE.UU. (CIUS, por sus siglas en inglés) de 45 días. Sus resultados deberían ser respetados.

Las cuestiones preocupantes están más relacionadas a la tendencia que tienen algunos políticos de aprovecharse de las ansiedades, comprensibles, que los estadounidenses tienen para sus propios propósitos políticos. ¿Acaso los representantes en el Congreso tienen razones legítimas para cuestionar los esfuerzos de la administración para proteger el territorio nacional? ¿En realidad creen que la administración pondría otras consideraciones por encima de aquellas de seguridad nacional? ¿Acaso no tienen fe en el proceso de supervisión que ellos mismos han creado?

Si al respuesta es “si” a cualquiera de estas preguntas, los estadounidenses necesitan saber por qué es ese el caso. Evidencia confiable de que nuestra seguridad ha sido comprometida sistemáticamente podrían destruir el compromiso social que damos por hecho. A pesar de cualquier duda y queja que nosotros podamos tener de la capacidad del gobierno de hacer las cosas bien, y sin importar nuestra afinidad, indiferencia, o desagrado por la administración de Bush, muchos de nosotros creemos que la administración considera la seguridad nacional como su principal responsabilidad.

Refiriéndose a ciertas promesas hechas por DPW para contentar a los políticos con el negocio, el Senador Ronert Menendez (Demócrata de New Jersey) dijo que “las promesas [de la compañía] no valen ni el papel en el que están escritas”. ¿Por qué? El comentario implica que el Senador Menendez tiene evidencia confiable de que esta compañía no merece ser confiada. ¿Cuál es la evidencia? Y, ¿cuáles son las implicaciones de seguridad nacional?

Los detractores en el Congreso que no tienen evidencia alguna o que contestarían “no” son culpables de aprovecharse de miedos o de saber muy poco sobre la seguridad portuaria para siquiera comenzar a cuestionar la eficacia de la decisión de aprobar el negocio por parte de la CFIU. El sitio Web del Senador Charles Schumer (Demócrata de New York) dice, “La próxima semana el control del Puerto de New York y New Jersey serán entregados a Dubai Ports World…” Eso es una verdadera falsedad. El control de los puertos, incluyendo las funciones de seguridad, han sido y seguirán siendo la responsabilidad de los Guardias de la Costa Estadounidense y del Departamento de Seguridad Nacional.

Hablar desde una posición de autoridad sin entender de qué consiste y cómo funciona la seguridad portuaria es ser irresponsable y distorsionar las cosas. Tal demagogia se merece una dura contestación, particularmente considerando el potencial daño colateral que puede causar la histeria.

La política estadounidense hacia el Medio Oriente, la cual algunos dicen que ha sido un total fracaso, consiste de pequeños beneficios para complementar los más familiares garrotazos. Los pequeños beneficios incluyen el acceso al mercado estadounidense mediante los acuerdos comerciales bilaterales. EE.UU. tiene acuerdos con Jordán, Morocco, Bahrain, y Oman y está a punto de completar una cuerdo con los Emiratos Árabes Unidos. Ninguno de los países árabes en estos tratados de libre comercio participa en el boicot árabe de Israel. Bahrain dejó a un lado el boicot justo después de firmar el TLC. Los EAU probablemente harán lo mismo.

Persuadir a los estados árabes moderados para que sigan siendo moderados y se adhieran al capitalismo y otras instituciones occidentales es el silencioso éxito de la política de Medio Oriente de la administración.

También está siendo amenazada por el oportunismo político reflexivo que está liderando el furor sobre el negocio portuario.

Tal vez el debate sobre CFIUS, sus procesos, y la posibilidad de involucrar representantes claves del Congreso en el proceso de decisión es valedero. Tal vez la inversión árabe debería ser sometida a un escrutinio de más alto rigor que el de otras potenciales inversiones. Tal vez ya está siendo sometida a un mayor escrutinio.

Sin embargo, es imperante que el Congreso y la administración se pongan de acuerdo con respecto al propósito y el funcionamiento de la CFIUS. Mientras que la economía mundial se vuelve aún más integrada, deberíamos esperar más adquisiciones extranjeras, particularmente si es que el dólar devalúa, como muchos en el Congreso quisieran que lo haga. Un dólar más barato hace más atractivos a los activos estadounidenses para los compradores extranjeros. No obstaculicemos el importante proceso con reglas que son percibidas como arbitrarias o caprichosas.

Por supuesto que las cuestiones de seguridad nacional son más importantes que las cuestiones comerciales. Si la seguridad estadounidense estaría siendo comprometida legítimamente por alguna transacción comercial, aquella transacción debe ser prevenida. Hasta ahora, la investigación del negocio de los puertos no ha producido razón alguna para intervenir.

Traducido por Gabriela Calderón para Cato Institute.