El mito del fracaso de la privatización del agua
Fredrik Segerfeldt es director en Timbro y autor del libro Water for Sale: How Business and the Market Can Resolve the World's Water Crisis (Cato Institute, Junio 2005).
Marzo 22 es el Día Mundial del Agua. La situación precaria en la que se encuentra una gran porción de la población mundial será expuesta. Y con mucha razón. Más de mil millones de personas carecen de acceso a agua limpia y segura, y más de dos mil millones no tienen facilidades sanitarias adecuadas. Doce millones de personas mueren anualmente debido a enfermedades terribles obtenidas vía el agua. La oferta insuficiente de agua también ayuda a mantener a millones de personas en la pobreza. Ellos tienen que esperar en fila, o cargar pesadas vasijas de agua, o también están demasiado enfermos para trabajar o estudiar.
La distribución del agua y la sanidad han sido responsabilidades públicas tradicionalmente. Actualmente, un 97 por ciento de la distribución del agua en los países en vías de desarrollo está en manos de los gobiernos. Es decir, gobiernos incompetentes y negligentes tienen mucha responsabilidad sobre la actual situación lamentable.
Y aún así, en los pocos casos en los que se le ha permitido al sector privado jugar un papel en la distribución del agua, ha habido grandes y muchas veces violentas protestas en contra de la privatización. Los políticos locales han usado a las compañías extranjeras en general, y a las utilidades internacionales en particular, como chivos expiatorios.
El debate sobre el papel del sector privado también ha estado presente en el occidente. Los que se oponen a la participación del sector privado dicen que las reformas han fracasado. Las ONGs tales como el World Development Movement basado en Londres y el grupo estadounidense Public Citizen, argumentan que la privatización ha sido un enorme fracaso, que los pobres han sido ignorados y que gran parte de los contratos han sido cancelados. Algunos hasta han dicho que las compañías multinacionales de agua involucradas en el negocio se han dado cuenta de que no hay dinero en suplir la necesidad de agua de los pobres, y que por lo tanto están retirándose de los países en vías de desarrollo.
Los hechos y los números cuentan una historia diferente. En gran parte de los casos resaltados por los detractores de la privatización, ya sea Buenos Aires, Argentina; Manila, Filipinas; o El Alto, Bolivia, más personas han obtenido acceso a agua limpia y segura luego de la privatización. Los pobres se han beneficiado desproporcionadamente en todos estos casos, ya que es más probable que ellos y no los más ricos sean los que no recibían atención por el operador bajo el régimen público. Y una vez que ellos están conectados a las redes de agua, pagan precios dramáticamente más bajos por el agua que lo que se veían forzados a pagar por agua de mercado negro.
También hay casos que los detractores de la privatización del agua no mencionan, tales como Chile, Camboya y Gabón, donde el éxito ha sido contundente. Los indicadores de la base de datos de Indicadores del Desarrollo Mundial del Banco Mundial muestran que más personas tienen acceso a una mejorada fuente de agua en estos países que en los que no tienen tal inversión.
También, una nueva investigación del Banco Mundial desacredita muchos de los argumentos de los detractores. Solo un 7 por ciento de todos los proyectos de agua en los países en vías de desarrollo con participación del sector privado han sido cancelados o problemáticos entre 1990 y el 2004. Esto significa que la aseveración por parte de los activistas en contra de la privatización del agua de que el fracaso ha sido abundante simplemente no es verdad. 93 por ciento de los proyectos de expansión de agua han sido exitosos.
Además, mientras que es verdad que la inversión del sector privado en la distribución del agua en los países pobres disminuyó entre el 2000 y el 2003, en el 2004 esta aumentó por un 34 por ciento. Eso es, la inversión está regresando a los países en vías de desarrollo, lo que significa que es probable que más personas sean conectadas a las redes de agua y libradas de todas las dificultades asociadas con la escasez de agua. Las habilidades superiores de las compañías privadas en comparación con los gobiernos de los países pobres han mejorado el desempeño y continuarán haciéndolo.
De hecho, los recientes reportes de la prensa indican que, en las dos más importantes privatizaciones canceladas, Buenos Aires y Manila, las operaciones es probable que sean entregadas a inversionistas privados nuevos, no al gobierno. Las autoridades locales han llegado a reconocer que darle al sector privado un papel qué jugar en la distribución del agua sobrepasa por mucho los riesgos de hacerlo.
Muchas ONGs con motivos ideológicos se están reuniendo en el Foro Mundial del Agua en México. Pero es probable que pocos de ellos presenten los hechos, o que por lo menos los tomen en cuenta. En cambio, ellos continuarán exponiendo su retórica. Muy mal para los pobres, porque ellos no beben slogans.
Traducido por Gabriela Calderón para Cato Institute.