El sistema de salud en Cuba: ¿Milagroso?
Por Marian L. Tupy
“Newsnight”, como los conocedores de la política británica saben, es uno de los programas de noticias más populares y de mejor reputación en Gran Bretaña. Televisado en la BBC2 de lunes a viernes a las 10:30 de la noche, el programa es conocido por sus entrevistas sin rodeos y detalladas y tal vez de reportajes con un sesgo de izquierda. Por lo tanto, sorprendió un poco que a John Harris, un propagandista sinvergüenza, se le permitiera filmar y televisar un reporte de “Newsnight” acerca del sistema de salud en Cuba, el cual no satisface los usuales estándares del periodismo objetivo.
El reporte comienza con el sonido de la contagiosa música cubana y de niños felices jugando fútbol en la calle. No hay señales o siquiera mención de los prisioneros políticos que llenan las cárceles de Fidel Castro. Si, hay mención de la escasez de comida y de la falta de bienes para el consumidor, pero eso es, Harris nos dice, culpa de EE.UU. En realidad, el embargo comercial de EE.UU. es prácticamente irrelevante, ya que Cuba podría comerciar con el resto del mundo. Todo lo que necesita hacer para prosperar es producir bienes y servicios que otra gente quiera comprar—una tarea que no es fácil para una economía socialista.
Además, muchas veces nos dicen con estilo Orwelliano, que la escasez en realidad es una bendición disfrazada. Después de todo, ¿acaso no son afortunados los cubanos al no estar expuestos a la maldición de la comida rápida y de los carros de pasajeros? El caminar y una dieta “balanceada”, Harris nos dice, son los ingredientes para una vida larga y saludable. Los cubanos hasta tienen una asociación que promueve un estilo de vida saludable en la isla. El vicepresidente del Club 120, el profesor Gerardo De La Vera, recomienda que para llegar a los 120 años de edad, lo primero que hay que hacer es mudarse a Cuba. ¿Un empleado del gobierno alabando a Cuba? Qué sorpresa.
El “milagro cubano”, como Harris lo dice, se basa en la prevención en vez de en el tratamiento de las enfermedades. ¡Y por una buena razón! El tratamiento de las enfermedades requiere de medicinas modernas con prescripción y de equipo médico caro que tendrían que ser comprados en el Occidente capitalista. ¿Y cómo podría una economía socialista llegar a tener suficiente moneda extranjera para poder comprar tales bienes? No puede.
No es sorprendente, por lo tanto, que Harris no mencione la falta de medicinas. Por lo tanto, un televidente que sabe poco o nada de Cuba puede que simplemente concluya que estas están fácilmente disponibles. Después de todo, para obtener drogas en el Occidente, todo lo que usted tiene que hacer es caminar a la farmacia más cercana. Si, muchos occidentales se quejan de que las medicinas sean tan caras y de que las compañías de seguro no incurran el costo total de estas. También es verdad que algunos estadounidenses no tienen seguro médico. Pero, ¿vivir sin acceso a medicinas de prescripción? Trate vivir en la isla paradisíaca.
Matus Posvanc, un economista que trabaja para la Fundación Hayek en Eslovaquia, me escribió luego de su reciente viaje a Cuba, “La gente no tiene acceso a medicinas de prescripción. Las farmacias carecen de hasta las medicinas más básicas. De hecho, yo tuve que ayudar a una señora cubana a comprar medicinas en una clínica especial que tiene facilidades estupendas y una buena cantidad de medicinas. Esa clínica, sin embargo, solo atiende a los turistas y a los ilustres miembros del Partido Comunista Cubano”. Otros conocidos, que han estado en Cuba, descubrieron que los locales tenían que proveer sus propias medicinas y sábanas, porque los hospitales simplemente no las tenían.
Mis padres son doctores médicos y yo crecí en la Checoslovaquia comunista. Por ende, yo considero los problemas del sistema de salud cubano muy familiares. Como en Cuba, también en Checoslovaquia y a lo largo del bloque soviético—supuestamente igualitario—los ilustres miembros del Partido Comunista gozaban de una atención médica superior en hospitales especiales. Como en Cuba, la falta de moneda confiable resultó en una escasez de medicinas, las cuales tenían que ser compradas en el mercado negro. Como en Cuba, la disponibilidad de tecnología médica avanzada era escasa. Resulta que el socialismo no funciona sin importar a donde se lo intente—ya sea Europa Central o el Caribe.
En un artículo en el periódico diario The Guardian, Harris recientemente opinó, “Cuba puede que parezca abandonada, todos los edificios pelados y las calles cuarteadas. Su economía puede que hace mucho se haya derivado en la crujiente anarquía. Pero a diferencia de los viejos estados de Europa Occidental, la revolución tiene algunas joyas genuinas que defender: principalmente, su sistema de educación y su globalmente aclamado sistema de salud”.
Es extraño, que la superioridad del sistema de salud comunista era exactamente lo que los socialistas occidentales, tales como Harris, aclamaban durante la Guerra Fría. Cuando se cayó el Muro de Berlín y con él el velo de ignorancia que había cubierto la vida detrás de la Cortina de Hierro, el sistema de salud comunista finalmente fue visto como lo que realmente era: nada igualitario y nada excelente. Lo mismo, yo sospecho, se volverá evidente en Cuba una vez que los hermanos Castro finalmente se retiren.
Este artículo fue publicado en Tech Central Station el 22 de agosto de 2006.
Traducido por Gabriela Calderón para Cato Institute.