La falacia de la ventana rota
por Frederic Bastiat
Frederic Bastiat es tal vez el más claro y entretenido economista que conozca hasta hoy la profesión.
Por Frédéric Bastiat
Un
chico algo travieso, tira un ladrillo contra la ventana de la panadería
de su barrio y la destroza. El panadero sale furioso a la calle, pero
el chico ya se ha ido.
Rápidamente
comienza a reunirse un grupo
de curiosos que observan los restos de la vidriera sobre los panes y
las facturas del local. Algunos de los curiosos comienzan a filosofar
acerca del hecho y expresan que, después de todo, esta desgracia puede
tener su lado bueno: significará una ganancia para algún vidriero.
¿Cuánto
cuesta un nuevo vidrio? ¿100 pesos? No es una suma tan importante.
El
razonamiento continúa. El vidriero tendrá $100 más para gastar en otras
cosas y esto a su vez hará que otros gasten esos $100
y así hasta el infinito.
La
"ventana rota", va a ir generando
dinero y empleos en forma de espiral y la
muchedumbre concluirá, entonces, que el chico travieso lejos
de ser una amenaza pública, se ha convertido en un benefactor
social!.
Hasta
aquí la historia, pero veamos el caso desde otra perspectiva.
La
multitud estaba en lo cierto al menos en algo: la
ventana rota implicará más ganancia para algún vidriero, quien seguramente,
se pondrá muy feliz gracias a este pequeño acto de vandalismo.
El
panadero tendrá $100 menos para gastar, por ejemplo, en comprarse un
traje nuevo.
Debido
a que tuvo que reponer su vidriera, se quedará sin su traje nuevo (o
cualquier otra cosa que hubiese deseado adquirir). En lugar de tener
una ventana y $100, ahora sólo tiene la ventana. Más bien, como
él pensaba ir a comprarse el traje esa tarde, en lugar de tener ambas
cosas, la ventana y el traje, deberá contentarse con tener solamente
la ventana.
Si
pensamos en el panadero como miembro de la comunidad, la misma ha perdido
la posibilidad de tener un nuevo traje que de otra forma hubiese existido,
es decir que en este sentido: se ha empobrecido (carece de algo que
necesitaba).
La
ganancia
que obtiene el vidriero, no es otra cosa que la pérdida que tiene ahora
el sastre. Ningún nuevo "empleo" ha
sido creado.
La
multitud solamente estaba pensando en 2 partes de la transacción: el
panadero y el vidriero.
Ese
olvido se debe precisamente a que el sastre nunca entró en escena.
La
gente verá la nueva ventana colocada al día siguiente.
Esta
"Falacia de la ventana rota", bajo innumerables disfraces ha sido una
de las más persistentes en la historia de la economía.
Es
solemnemente reafirmada cada día por grandes capitanes de la industria,
cámaras de comercio, lideres sindicales, editorialistas y periodistas
radiales, expertos en estadísticas y profesores de economía de las mejores
universidades.