Los efectos positivos de reducir la deuda, los impuestos y el gasto
Alan Reynolds considera que "la economía mundial se ha llegado a dividir en dos grupos: (1) los enfermizos PIIGGS con crisis fiscales crónicas y (2) los BRIC y MIST en bonanza con un gasto público moderado, tasas tributarias más bajas y un crecimiento vigoroso de la economía y la recaudación fiscal".
Por Alan Reynolds
Varios países europeos, incluyendo a Chipre, han experimentado un estancamiento o declive económico durante cinco años o más.
Aún cuando otros países en Asia y en América Latina han florecido. ¿Qué están haciendo mal las economías más débiles? ¿Qué están haciendo bien las más sólidas?
El economista Jim O’Neill acuñó el acrónimo BRIC en 2001 para referirse a las cuatro economías que mostraban un gran potencial en ese entonces y ahora —Brasil, Rusia, India y China. Más recientemente, agregó cuatro economías prometedoras bajo el acrónimo MIST —México, Indonesia, Corea del Sur y Turquía.
A mediados de 2008, la revista The Economist marcó un claro contraste entre las economías BRIC en bonanza y las cuatro débiles PIGS —Portugal, Italia, Grecia y España. Para 2010, luego de que Irlanda y Gran Bretaña rescataron a sus bancos, ese desagradable acrónimo fue modificado y ahora es PIIGGS.
Todos los PIIGGS tienen dos cosas en común. Antes que nada, el gasto público creció dramáticamente —de un promedio de 43,2% del PIB en 2007 a 52,6% del PIB para 2010.
El gasto fue modestamente moderado para 2012 en algunos casos, aún así la relación de gasto/PIB seguía siendo de 3 a 6 por ciento puntos porcentuales más alta de lo que había sido en 2007.
Esta triste historia se repitió en Chipre, donde el gasto público se disparó desde menos de 34% de la economía en 1995 a 47% en 2010.
A pesar de este crecimiento explosivo del gasto público entre los PIIGGS, el libro del economista Paul Krugman End the Depression Now! (¡Acaben con esta depresión ahora!) de alguna manera atribuye el estancamiento de Europa del Sur a “los intentos frenéticos, salvajes de reducir el gasto”.
En una columna reciente del New York Times, Krugman expresó que Irlanda sufre de un gasto público extremadamente insuficiente y contrastó el supuesto ahorro excesivo de Irlanda con “el verdadero milagro económico que es Islandia…que gracias a su verdadera adopción de políticas heterodoxas, se ha recuperado casi completamente”.
Lo que en realidad pasó es que el gasto público en Irlanda se disparó a 66,1% del PIB en 2010 —desde 36,8% en 2007— cuando el gobierno impresionó a los mercados rescatando a sus bancos en septiembre de 2010. El déficit presupuestario repentinamente se disparó a 30,9% del PIB. Los bonos irlandeses colapsaron.
En Islandia, que no se destinó dinero de los contribuyentes a los bancos, el gasto público se redujo de 57,6% del PIB en 2008 a 46,5% en 2012. El déficit cayó de 12,9% del PIB a 3,4%. La economía empezó a recuperarse en 2011.
La bonanza económica de Islandia debido a una frugalidad fiscal no fue ni heterodoxa ni un fenómeno aislado. Después de todo, la economía estadounidense experimentó una bonanza a fines de los noventa cuando el gasto federal se redujo de 22,3% del PIB en 1991 a 18,2% en el 2000. En Canadá, el gasto federal y provincial total fue reducido considerablemente de 53,2% del PIB en 1992 a 39,2% en 2007, experimentando únicamente efectos saludables.
Cuando Krugman y otros describen la fiesta de gasto europea reciente como “austeridad”, eso provoca la pregunta: ¿Austeridad para quién? Los PIIGGS no impusieron austeridad alguna al sector público durante los últimos cinco años.
El gasto público en rescates, subsidios, apropiaciones de gasto, salarios y prestaciones sociales constituyen una porción mucho mayor de estas economías hoy que hace solamente unos pocos años. La austeridad europea ha estado enfocada en el sector privado —es decir, en los contribuyentes con altos ingresos.
Esa es la segunda cuestión que los PIIGGS tienen en común. La tasa tributaria más alta sobre el ingreso corporativo recientemente fue elevada en cada uno de los problemáticos PIIGGS, excepto en Italia (donde ya era demasiado alta en un 43%). La tasa máxima fue elevada de 40 a 45% en Grecia, de 40 a 50% en Gran Bretaña, y de 48 a 52% en España.
Aparentemente envidiando a los PIIGGS, Francia incluso coqueteó con un impuesto del 75%.
Es ilustrador comparar el desempeño deprimente de estos países del modelo “tributar-y-gastar” con los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y MIST (México, Indonesia, Corea del Sur y Turquía) que están creciendo rápidamente.
El gasto público es frugal en estos países, promediando 32,1% del PIB en los BRIC, y 27,4% en el grupo MIST.
En lugar de elevar las tasas máximas, todos menos uno de los países BRIC y MIST redujeron por la mitad, algunos incluso por más, la tasa más alta sobre la renta individual. Brasil redujo la tasa máxima de 55 a 27,5%. Rusia reemplazó tasas de impuesto sobre la renta de hasta 60% con un impuesto uniforme de 13%. India redujo la tasa máxima a 30% desde 60%. De igual forma, la tasa máxima se redujo en México, desde 55 a 30%, desde 50 a 40% en Indonesia, desde 89 a 38% en Corea del Sur y desde 75 a 35% en Turquía.
En China, las tasas impositivas sobre el ingreso legal todavía pueden llegar a 45% en papel, pero eso es solamente para salarios altos y es ampliamente evadido. El ingreso por inversiones está sujeto a un impuesto uniforme de 20%, el impuesto corporativo es de entre 15-25%, y el impuesto sobre la nómina de pagos de China es extremadamente bajo y agrega muy poco a los costos laborales.
Los impuestos más bajos y el crecimiento económico más rápido en estos países no implica mayores déficits en el presupuesto. Al contrario, solamente uno de los ocho países MIST y BRIC (India) tiene un déficit presupuestario relevante.
En resumen, la economía mundial se ha llegado a dividir en dos grupos: (1) los enfermizos PIIGGS con crisis fiscales crónicas y (2) los BRIC y MIST en bonanza con un gasto público moderado, tasas tributarias más bajas y un crecimiento vigoroso de la economía y la recaudación fiscal.
Desafortunadamente, EE.UU. últimamente ha estado deslizándose hacia el campo de los PIIGGS. Las tasas tributarias más altas recién fueron elevadas y el gasto federal es de casi 23% del PIB —muy por encima del promedio de 19,2% en el que se ubicó entre 1997-2007.
Si los legisladores estadounidenses esperan mejores resultados —tanto para la economía como para el presupuesto— deben rechazar las políticas fracasadas de los PIIGGS y, en cambio, adoptar las políticas exitosas de los países BRIC y MIST que crecen rápidamente.
Lo que funciona, estas economías exitosas descubrieron, es (1) prevenir que el gasto público crezca más rápido que la economía privada que lo respalda, y (2) reducir en lugar de aumentar las tasas tributarias más altas y dañinas.
Este artículo fue publicado originalmente en Investor's Business Daily (EE.UU.) el 3 de abril de 2013.