La educación en Chile
Gabriela Calderón de Burgos considera que, con todos sus defectos, el sistema educativo de Chile ha logrado aumentar la cobertura y mejorar la calidad de la educación y "Sería una pena eliminar un sistema que ha funcionado en lugar de aprovechar la oportunidad de mejorarlo".
Por Gabriela Calderón de Burgos
Guayaquil, Ecuador— "El modelo actual solo contribuye a garantizar un Chile desigual" afirma Camila Vallejo, la líder del movimiento estudiantil que ha sacudido a ese país en los últimos meses. Camila, de 24 años, es militante del Partido Comunista y presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH).1 Aunque este movimiento enfoca sus demandas al ámbito de la educación, su agenda y su manera de exigirla representan un desafío al modelo chileno de libre mercado y democracia representativa.
Axel Kaiser, investigador del Instituto Democracia y Mercado de Chile, asevera que a pesar del notorio progreso económico que ha experimentado dicha nación, el descontento de aquellos que protestan tiene que ver más con la radicalización de la izquierda chilena, que "se ha visto contagiada por la retórica populista de otros países de la región, manifestando su expreso apoyo a fórmulas estatistas del pasado que han demostrado su fracaso hasta la saciedad".2
Consideremos solamente el sistema educativo y la supuesta desigualdad que perpetúa. En 1957, al sistema de educación superior chileno tenían acceso 20.000 estudiantes, lo que correspondía a una cobertura del 3,5%. En el 2009 la realidad era totalmente distinta: 800.000 estudiantes estaban matriculados en una universidad, lo que equivalía a una cobertura superior al 40%. De estos estudiantes matriculados, el 70% constituía la primera generación de sus familias en lograr ese nivel de estudios y el 78% asistía a instituciones privadas.3 Sin un rol protagónico del Estado y sin la gratuidad que demanda el movimiento estudiantil, se obtuvo un incremento considerable en la cobertura de la educación superior en Chile.
Hacer gratuita la educación superior podría sonar muy progresista pero, en efecto, resultaría ser una política altamente regresiva. De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Libertad y Desarrollo, si el Estado chileno garantizará la gratuidad de la educación superior a todos los estudiantes actualmente matriculados "el 41% de los recursos sería destinado a financiar los estudios de estudiantes provenientes del 20% de hogares más ricos, y sólo un 9% de dichos recursos financiaría los estudios de estudiantes del 20% más pobre".4
El economista Claudio Sapelli, de la Universidad Católica de Chile, ha hecho un análisis generacional de la educación y la desigualdad en dicho país que refuta por completo los alegatos de Vallejo y su movimiento estudiantil. Si la generación de entre 55-64 años de edad registra un 39% de personas con educación secundaria, la generación de entre 25-34 años alcanza el 85%, superando incluso el promedio de los países mayormente desarrollados de la OCDE. Sapelli también muestra que esta diferencia generacional se aplica a la distribución del ingreso, la cual es mucho más equitativa en las generaciones más jóvenes.5
De hecho, un estudio recientemente publicado por la Sociedad para el Estudio de la Desigualdad Económica de España concluye que durante el período de 1990-2008 la desigualdad y la pobreza cayeron a niveles históricamente bajos en Brasil y Chile, mas no en países con gobiernos populistas como Argentina, Bolivia y Venezuela. Más aún, Chile tiene menos desigualdad de ingreso que Brasil,6 país donde el Estado continúa teniendo un rol protagónico en el sistema educativo y muchas otras áreas de la economía
Volviendo al tema de la educación, mucho se ha dicho acerca del creciente costo de ir a la universidad en Chile. Sin embargo, es una inversión que los estudiantes chilenos han podido recuperar en un lapso relativamente corto. Según cálculos de la Unesco, el estudiante universitario chileno promedio que requiere de un crédito logra cancelar su deuda en tan solo 10 años.7
En cuanto a si es mejor la educación pública que la privada o si es malo que haya instituciones con fines de lucro dentro del sistema educativo, el modelo chileno les ha otorgado a los padres de familia la libertad para escoger entre distintos tipos de instituciones. Durante la última década alrededor de medio millón de estudiantes chilenos han abandonado los colegios municipales (públicos) y se pasaron a colegios privados subvencionados por el Estado o a centros de estudio completamente privados.8 Sobre esto, un informe de la OCDE publicado este mes dice que "Aunque no existe una evidencia clara que respalde la afirmación de que la calidad educativa mejoró como resultado de la competencia escolar, los padres, de hecho, prefieren escuelas privadas para sus hijos en lugar de escuelas públicas. Más del 50% de los estudiantes en Chile asisten a escuelas privadas que dependen del gobierno a nivel de educación primaria y media superior". 9
No obstante, la evidencia sí demuestra que en la prueba internacional de evaluación de estudiantes PISA de 2009, que muestra el puntaje promedio obtenido por estudiantes de 15 años en comprensión de lectura, matemáticas y ciencias, Chile obtiene el puntaje más alto de los países latinoamericanos incluidos en la prueba, como Uruguay, México, Colombia, Brasil y Argentina.10
Muchos creen que el sistema educativo chileno, a pesar de sus defectos, ha sido la gran fuerza igualitaria que ha resultado en que el futuro de los jóvenes de ese país cada vez dependa menos del estrato social de sus padres y más de su educación. Sería una pena escuchar los cantos de sirena del movimiento estudiantil y eliminar un sistema que ha funcionado relativamente bien en lugar de aprovechar la oportunidad de mejorarlo.
Una versión abreviada de este artículo fue publicada originalmente en El Universo (Ecuador) el 31 de agosto de 2011 y esta versión fue publicada originalmente en La Nación (Costa Rica) el 21 de septiembre de 2011.
Referencias:
1. Vargas, Víctor Manuel. “Vallejo: ‘El modelo actual solo contribuye a garantizar un Chile desigual’”. La Nación (Argentina). Fuente: El Tiempo (Colombia). 17 de agosto de 2011.
2. Kaiser, Axel. “La lección de las revueltas en Chile”. ElCato.org. 18 de julio de 2011.
3. Eguiguren F., Pablo; Soto V., Sebastián. “El sistema de educación superior chileno a la luz del informe OECD-Banco Mundial”. Instituto Libertad y Desarrollo. Octubre de 2010.
4. “Con educación gratuita el 41% de los recursos iría a los estudiantes más ricos”. Instituto Libertad y Desarrollo.
5. Sapelli, Claudio. “Chile más equitativo”. El Post. 10 de julio de 2011.
6. McLeod, Darryl; Lustig, Nora. “Inequality and Poverty Under Latin America’s New Left Regime”. Society for the Study of Economic Inequality. Agosto de 2011.
7. Smink, Verónica. “¿Debería ser gratuita la educación en Chile?” BBC. 15 de septiembre de 2011.
8. “El valor de los acuerdos para una educación de calidad”. Instituto Libertad y Desarrollo. 21 de enero de 2011.
9. Education At A Glance: Chile, 2011. OCDE. Septiembre de 2011.
10. PISA 2009. Resumen Ejecutivo.