La capacidad nuclear de Irán es una amenaza exagerada
Malou Innocent y Jonathan Owen consideran que "una política estadounidense más agresiva podría dar como resultado otra guerra en el Medio Oriente, o por lo menos un régimen en Teherán más comprometido con la búsqueda de una bomba nuclear".
Por Malou Innocent y Jonathan Owen
Los candidatos presidenciales republicanos, con la excepción de Ron Paul, escogerían una respuesta más bélica ante las aspiraciones nucleares iraníes que la posición actual del presidente Obama.
Sin embargo, una política estadounidense más agresiva podría dar como resultado otra guerra en el Medio Oriente, o por lo menos un régimen en Teherán más comprometido con la búsqueda de una bomba nuclear.
Es erróneo asumir que una breve intervención militar con ataques limitados impedirá que Irán adquiera armamento nuclear. El daño al programa nuclear iraní producto de dicho ataque sería modesto, y se necesitaría probablemente de más ataques en un par de años, o de una ocupación a largo plazo en el área.
James Clapper, director de inteligencia nacional de EE.UU. afirmó que un ataque a las instalaciones nucleares iraníes retrazaría su programa nuclear en uno o dos años. Una acción militar de EE.UU. cada dos años es una estrategia inconcebible.
Peor aún, cualquier intento militar tendiente a detener el programa nuclear de Irán reforzará su determinación por conseguir poder de disuasión atómico. El ex Secretario de Defensa, Robert Gates, ha dicho que una solución militar hará que los iraníes "estén absolutamente comprometidos con adquirir armas nucleares". Continuó, "... simplemente irán cada vez más profundo y encubierto".
Así que si Irán sobrevive a los ataques con sus ayatolas aún en control, los halcones en Washington probablemente dirán que EE.UU. no puede darse el lujo de mostrar debilidad — y que su credibilidad depende de instalar un régimen amigo en Teherán. Nos encontraríamos en un callejón sin salida que conduciría a una guerra más amplia.
En ese caso, Irán, un país con dos veces y media mayor población y cuatro veces más territorio que Irak, no será un pastel.
Muchos de los que abogan por una acción inmediata ignoran esta realidad, enfocándose en el argumento de que Irán está a punto de adquirir suficiente material fisible para un arma nuclear. Pero de acuerdo con la inteligencia de EE.UU., los líderes iraníes no han tomado aún la decisión de construir una bomba.
Como sostiene el experto nuclear Joseph Cirincione del Ploughshares Fund, Irán bien podría decidir, como Japón y otros países, tener nada más la capacidad de producir rápidamente un arma nuclear — en síntesis, contar con una opción rápida de escape.
Incluso con una bomba, Irán no es una amenaza inminente a la seguridad de EE.UU. De convertirse en una algún día, EE.UU. podría asegurar la destrucción absoluta de Irán, potencialmente a través de un ataque nuclear.
En cuanto a la frecuente pregunta sobre la seguridad de Israel, la capacidad de respuesta de nuestro aliado incondicional se mantiene robusta, y puede disuadir a Irán.
De diversas maneras, a lo largo de los últimos sesenta años, el gobierno de EE.UU. ha derrocado al gobierno democráticamente electo de Irán, ha apoyado a un dictador con orientación occidental, ha respaldado de manera encubierta a militantes y actores regionales en su contra, y ha rodeado al país con sus fuerzas armadas y declarado su intención de bombardearlo.
A menos que los estadounidenses estén dispuestos a luchar a muerte contra los iraníes — posiblemente cada dos años — Washington debe cesar de polarizar la situación. Las políticas y la retórica agresiva no benefician nuestra seguridad.
Sin exigirle a Irán que renuncie a su enriquecimiento de uranio, EE.UU. — que representa casi la mitad del gasto militar mundial, maneja uno de los mayores arsenales nucleares y puede proyectar su poderío en todo el mundo — debería levantar las sanciones, detener la beligerancia e iniciar una línea directa de comunicación con Teherán.
El presidente Obama ha dicho repetidamente que "todas las opciones están sobre la mesa". Pero al contrario de lo que muchos creen, la diplomacia con Irán es una opción que aún no se ha agotado por completo.
Al final de cuentas son los iraníes los que deben decidir que la capacidad nuclear no es en su mejor interés. La creciente evidencia y la historia reciente sugieren que cualquier otra alternativa es una solución a corto plazo.
Este artículo fue publicado originalmente en New York Daily News (EE.UU.) el 8 de marzo, 2012