Empresarialidad y educación: Principios pedagógicos
Fernando Nogales Lozano considera que "Para el pensamiento austriaco, cada ser humano, si bien es igual en derechos, es único en todo lo demás. Por tanto, cuanto más acerquemos los modelos de enseñanza a las potencialidades específicas de cada ser humano, mayor será su aprendizaje y motivación para el autodescubrimiento y el intercambio de sus potencialidades con quienes les rodean".

Ya Ludwig von Mises en su libro La acción humana1 define con toda claridad la necesidad innata del ser humano a compartir sus potencialidades individuales a través del libre intercambio de sus logros, como la forma más eficaz y respetuosa que tienen las sociedades para alcanzar sus más altas cotas de desarrollo socioeconómico. Ello es lo que la Escuela Austriaca quiere significar con su concepto de “empresarialidad”.
Por tanto, hablando en términos educativos, dicho paradigma austriaco podríamos sintetizarlo en dos grandes principios liberales:
- el libre desarrollo de las propias potencialidades individuales y,
- el libre intercambio de lo conseguido con dichas capacidades individuales.
En este sentido, es interesante resaltar que es difícil, por no decir imposible, que si se anula lo primero, pueda existir lo segundo. Es decir, allí donde no existe libertad alguna para el desarrollo de las propias potencialidades, es prácticamente inexistente la posterior motivación para intercambio alguno. En otras palabras, un mercado libre implica la existencia previa de una educación libre2.
Ante dicho desafío educativo, se hace inevitable una pregunta: ¿Cuáles serían pues, las claves psicopedagógicas desde una perspectiva austriaca?
Para ello, hay que decir ante todo, que la Escuela Austriaca siempre ha diferenciado de manera clara entre educación y escolarización, y dando siempre un total protagonismo a los padres como transmisores de dicha educación en la forma y contenidos que crean de mayor interés para sus hijos. Por tanto, ante la pregunta anterior, los austriacos creemos que una primera clave psicopedagógica es apostar por una defensa clara del modelo de “educación en casa” (es difícil creer que el estado conozca y sepa mejor que los propios padres lo que es mejor para los hijos). De igual modo es difícil también creer, que las identidades individuales de los hijos desarrolladas por los propios padres sean más débiles que las desarrolladas por un estado de inevitable identidad amorfa y colectivista. En este sentido, la familia, como transmisora de valores, como generadora de identidades individuales claras, como contexto de intercambios de todo tipo y a lo largo de toda la vida, es difícilmente superable por otra institución educativa alguna.
Pero los economistas austriacos no solamente defendemos como modelo psicopedagógico el modelo de “educación en casa”, también defendemos claramente el modelo de “educación diferenciada” bien sea ésta por razones de sexo, de nivel intelectual, de clase de inteligencia, por razones de edad, o cualquiera otra diferenciación, que partiendo de ella, permita a las personas su mayor desarrollo educacional. Por tanto, ante tamaños retos, la “educación diferenciada”, no solamente es más eficaz, es éticamente más justa que la estandarizada por las instituciones educativas públicas.
Para el pensamiento austriaco, cada ser humano, si bien es igual en derechos, es único en todo lo demás. Por tanto, cuanto más acerquemos los modelos de enseñanza a las potencialidades específicas de cada ser humano, mayor será su aprendizaje y motivación para el autodescubrimiento y el intercambio de sus potencialidades con quienes les rodean.
En tercer lugar, creemos que es clave apostar por una “educación emprendedora”3 como concepto de lo que ello significa para la sociedad el poder conocer y aprender in situ a través del mundo de la industria los procesos de generación, transmisión y gestión del conocimiento comerciable.
Así por ejemplo, de los entornos empresariales más competitivos del mundo (laboratorios, grandes corporaciones industriales en los ámbitos de la ingeniería espacial, de las TIC, etc.), están surgiendo las llamadas “universidades corporativas”. Dichas “universidades corporativas” están llamadas a ser la vanguardia del conocimiento práctico, no sólo en los procesos de I+D+i (investigación, desarrollo e innovación), sino en todos los ámbitos del aprendizaje, tanto desde la perspectiva científica, como técnica, laboral y del funcionamiento del mundo de los negocios en los actuales entornos globalizados y de educación virtual. Sus modelos de aprendizaje, indudablemente están revolucionando la educación de unos trabajadores cansados de una educación universitaria alejada del mundo de la realidad empresarial4. Modelos a los que el nuevo liberalismo está empezando a prestar una mayor atención ya que dichos procesos educativos se desarrollan en tres escenarios fundamentales: las empresas, los mercados y la economía, y todo ello motivando en paralelo en cada persona el uso sus mejores potencialidades, pues es la forma con la que los individuos pueden ser más productivos.
En síntesis podemos decir, que desde un planteamiento austriaco de la educación, modelos psicopedagógicos como los antedichos, sin lugar a dudas son los que permiten materializar de una manera más eficaz el concepto de “empresarialidad”, ya que dichos modelos educativos se adaptan mejor a la diversidad de las potencialidades humanas, refuerzan las identidades individuales y potencian las características genuinas que las caracterizan y, por último, en todo momento respetan la total libertad educativa de los ciudadanos.
Referencias:
1. Ludwig Von Mises. La acción humana. Tratado de economía. Unión Editorial. Madrid. 2009.
2. Es arto comprobado en los países capitalistas que a mayor planificación central de la educación, paulatinamente es menor el desarrollo del libre mercado. En el caso de España es relevante en las periódicas encuestas que se hacen todos los años en las universidades, el alto nivel de universitarios que desean ser funcionarios.
3. F. Nogales Lozano. Para una mayor información al respecto, consultar el caítulo 9 de “La gestión del talento directivo en la sociedad postindustrial”. Tesis Doctoral del autor. Universidad Pontificia de Salamanca (Campus Madrid) 2009.
4. Rodríguez-Borlado, F. Mi título, ¿para qué?(7-X-2010). El autor aborda en este artículo su crítica al respecto del alejamiento paulatino de la educación pública de la realidad empresarial y por tanto de la defensa de las universidades corporativas como modelo más próximo al mundo del trabajo y a una forma de estudiar más acorde con nuevos medios virtuales. Al respecto dice: “Como era de esperar, estas universidades han suscitado las quejas de quienes entienden que con este modelo se produce la definitiva subordinación de la universidad al mundo empresarial. Pero, por ahora, las tasas de matriculación ascienden cada año —son ya 4 millones de estudiantes en todo el mundo— y algunos estiman que en pocos años pueden llegar a superar en número de alumnos a las universidades tradicionales”.