Ecuador: ¿El dinero equivale a poder?

Gabriela Calderón de Burgos explica que "Sucede que muchas veces el Estado utiliza ese monopolio de la fuerza para tomar la propiedad de otros mucho más allá de lo que legítimamente requeriría para desempeñar sus funciones legítimas (proteger los derechos inalienables de los individuos). Es ahí cuando se vuelve cristalina la diferencia entre el poder y el dinero".

Por Gabriela Calderón de Burgos

Conforme se volvieron negativas las condiciones externas, estamos viendo que tener dinero no da poder. El poder está en el Estado y su monopolio del uso de la fuerza. Si no tiene límites claros y que se hagan respetar, el gobierno de turno puede llegar a abusar de ese monopolio hasta el momento en que todos los ciudadanos ya no nos sentimos libres. Eso está pasando en Ecuador.

Por supuesto que hay fines legítimos para los que se constituye un Estado y para los cuales se le concede el monopolio del uso de la fuerza. También es cierto que para desempeñar estos fines legítimos el Estado debe recolectar impuestos.

Sucede que muchas veces el Estado utiliza ese monopolio de la fuerza para tomar la propiedad de otros mucho más allá de lo que legítimamente requeriría para desempeñar sus funciones legítimas (proteger los derechos inalienables de los individuos). Es ahí cuando se vuelve cristalina la diferencia entre el poder y el dinero. Nadie, ni los ricos, están a salvo del apetito voraz que ha venido demostrando el gobierno en los últimos meses y que guarda concordancia con su ideología estatista.

En su afán de no admitir que se ha equivocado, el gobierno nos ha abrumado con una vorágine de nuevas medidas, leyes y regulaciones que tienen un denominador común: obtener más dinero de otros y/o concentrar todavía más poder.

Consideremos las medidas de los últimos meses: (1) El Banco Central (BCE) inyectó $1.053 millones al gobierno de la Reserva Internacional, que contiene dinero que no le pertenece al BCE sino a sus depositantes, incluyendo las reservas de los bancos privados depositadas en el BCE. (2) Se autoriza al BCE invertir en banca pública $2.560 millones de la Reserva Internacional, nuevamente disponiendo de dinero que no le pertenece y que debería estar instantáneamente disponible para atender las necesidades de liquidez en la economía. (3) El gobierno impuso salvaguardas de hasta 45% sobre alrededor del 32% de las importaciones, por encima de las previamente existentes cuotas y certificaciones de origen. (4) Se estatizaron las utilidades por encima de 24 salarios básicos. (5) Se estatizó el Fondo de Cesantía del Magisterio Ecuatoriano. (6) El gobierno anunció la semana pasada un incremento considerable al impuesto sobre la herencia. (7) La Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera obliga a los bancos a aceptar transacciones en dinero electrónico y (8) exige un control más estricto de los retiros bancarios realizados por personas naturales y jurídicas. (9) La asamblea debate proyectos de ley que contemplan un aumento al impuesto a la plusvalía y (10) quitarle el control a los municipios sobre la gestión del suelo.

Como ciudadano, ¿se siente en control? ¿Se siente protegido por el Estado o totalmente vulnerable ante su apetito insaciable? No debería sorprender que sean pocos los que se vean incentivados a ahorrar y muchos menos los que se aventuren a invertir. Pues tener dinero no es lo mismo que tener poder.

Mientras tanto nos distraen con una discusión semanal de una nueva ley o regulación. El verdadero problema que el gobierno no está abordando es un Estado obeso y asfixiante que atenta contra las libertades y la prosperidad de los ciudadanos.

Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 5 de junio de 2015.